Hacer frente a la pérdida de
Reflexión del Padre Pothin para el 3er domingo después de la Trinidad
El Evangelio. San Lucas xv. 1.
El Evangelio de este domingo es la “parábola de la pérdida;” la oveja perdida y la moneda perdida. De hecho, este texto es uno de tristeza y miseria, contando para nosotros el estado lamentable de un hombre y una mujer que, después de haber perdido lo que una vez tuvieron, están buscando.
¿Qué pasa cuando el fondo se cae, cuando lo único que realmente importa es quitado, cuando, en palabras de Kipling que “ver las cosas que dio su vida para, roto?” Tal pérdida, por lo general, trae dos preguntas importantes a la mente. ¿En primer lugar, le importa realmente Dios? Muchos de nosotros comenzamos a dudar de la bondad y el amor de Dios, y la lucha creer en un Dios que permitiría tanto sufrimiento. En segundo lugar, ¿hay alguna esperanza? ¿Dios es capaz de dar la vida y la alegría en mi corazón muerto una vez más? Muchos simplemente renunciar a Dios y retirarse de la raza humana.
Todos nosotros sufren la pérdida de un grado u otro. Algunos sufren más que otros. Algunos lo manejan mejor que otros. Pero todos nos enfrentamos a nuestra parte de los días oscuros y un dolor inesperado, no importa lo mucho que tratar de protegernos. El sufrimiento es parte de la condición humana y nuestro mundo caído. La lluvia cae sobre justos e injustos y también lo hace sufrir. El sufrimiento es justo. Se encuentra fuera del alcance de las explicaciones, racionalizaciones y justificaciones. La única cosa que importa realmente está recibiendo y la experiencia de Dios en medio de ella. ¿Cuándo se toma la última cosa, cuando se realiza su miedo más profundo, va a volverse hacia Dios o lejos de él?
–Padre Pothin