A partir de una noche de lucha para un día de plenitude
Reflexión del Padre Pothin para el quinto domingo después de la Trinidad
El Evangelio. San Lucas v. 1.
Hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada. Sin embargo, en tu palabra voy a. –San Lucas v. 1.
Lo anterior es una cita famosa de Pedro desde el episodio de la cuenta Evangelio designado para este domingo: La historia de la gran pesca o la pesca milagrosa. La historia no comienza con el milagro; se inicia haciendo un recuento de una experiencia triste Pedro y sus compañeros pasaron por la noche antes. Estos pescadores pasaron toda la noche de pesca, pero no pescaron nada – una noche de lucha. ¿Qué salió mal?
Esto era de hecho una noche de lucha. ¿Has estado allí? ¿Cuándo, por razones desconocidas su vida apenas se deshaga sus descarrila tren, el reloj se detiene marcando, y su latido cardiaco parece no sentida? A continuación, desesperadamente se pregunta qué salió mal. ¿Qué he hecho?
Peter es nuestro pionero y modelo para que nos enseña cómo manejar la vida en medio del caos. Cuando Jesús se le apareció temprano en la mañana, y le pidió que moverse en aguas profundas y dejar salir las redes, Pedro obedeció. No sabía en ese momento que el hombre le pedía era Jesús. Pedro, que conocía de años de experiencia que la pesca durante el día en el agua profunda es absurdo e improductivo, no discutió. Él simplemente dijo “Hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada. Sin embargo, en tu palabra voy a. ¡Qué lección de confianza y esperamos que estamos viendo aquí! Peter se rindió. La soltó, y dejar que Dios tome el control.
El milagro, el verdadero milagro es siempre el último de un viaje de tres pasos que comienza a partir de “una noche de lucha” a través de un “día de la entrega” a un “día de plenitud.”
Más allá de cada limitados seres humanos-haceros hay un ilimitado Ser Divino, que hace posibles las cosas que aparecen imposible “usted-hombres”.
–Padre Pothin